La valla de la guardería
Corrían los años setenta cuando yo cursaba la EGB en el Colegio Font dels Eucaliptus de Barcelona, mi colegio era un colegio humilde en una barriada de las mas humildes de la Ciudad Condal,[El Torre Barón] , que era como lo llamábamos los vecinos, era un barrio en el que faltaba de casi todo por no decir todo, hasta en su colegio, que costó sangre sudor y lágrimas por carececer hasta de valla en su guardería que se debió quedar corta de presupuesto generando esto continuas situaciones de riesgo cuando algún infante se escapaba de excursión en dirección a la calle más cercana que por desgracia era una de las más transitadas del barrio, yo recuerdo haber presenciado varias veces desde el patio del colegio a los monitores de la guardería corriendo como locos detrás de algún niño para evitar en el último momento que fuese atropellado en la calle del colegio. La peligrosa guardería ocupaba el terreno del antiguo merendero de Los Eucaliptos siendo este este un módulo segregado del colegio al otro lado de la pista de baloncesto como si de una segunda fase del colegio se tratase, desde su inauguración y con el paso del tiempo los padres y profesores después de algunas reuniones y hartos de las continuas dilaciones por parte de las autoridades competentes se pusieron de acuerdo y trazaron un plan para corregir esa laguna de seguridad.
Para nosotros era un sábado cualquiera, un fin de semana más, otro fin de semana de juegos y carreras por nuestra calle, un día sin colegio. A eso de las nueve de la mañana yo y mis tres hermanos nos disponíamos a salir a la calle después de desayunar cuando de repente nos encontramos de cara con mi padre que salía de la espesura del bosque que rodeaba nuestra casa tirando de cuatro delgados pero muy largos troncos de árbol atados todos ellos con una misma cuerda que él se había puesto entre el cuello y los hombros, al verlo de esa guisa me recordó a un animal de tiro, un buey, mi padre nos explicó que aquella mañana íbamos a ir con él al colegio a ayudarle a construir con esos troncos una valla para la guardería de mi hermana Begoña que era la más pequeña de nosotros, aquello era toda una aventura para nosotros, y lo fué y no tardamos más de media hora en arrastrar los troncos pelados hasta la guardería de nuestro colegio, cuando llegamos allí me quedé sorprendido por la cantidad de adultos que había concentrados alrededor de la guardería todos ellos ataviados con las correspondientes herramientas para levantar una cerca unos abrían a pico y pala en varios tramos a la vez una zanja para cimentar la cerca, otros preparaban el cemento, otros a su vez preparaban el grillaje desenredando las bobinas y cortando a la medida correspondiente la malla, y mí padre junto con otros que habían traído los troncos los cortaban a medida y los preparaban para que hiciesen de postes de la valla allí aquella mañana todo funcionó como si de un reloj suizo se tratase y en unas pocas horas algunos padres y profesores del colegio Font dels Eucaliptus levantaron en tiempo récord la tan necesaria valla que protegería el perímetro de la guardería de nuestros mas pequeños.9999 Aquella hazaña vecinal tuvo cierto eco mediático y hasta dio para algunos artículos en la prensa local, hasta se publicó en un artículo de un periódico una foto de mi hermana pequeña cargando un pequeño cubo de arena en la mano.
A modo de conclusión diré que a veces los particulares deben tomar la iniciativa para cubrir sus necesidades ante la ausencia de respuesta de las instituciones, al final de todo el hecho tuvo su eco y pasado un tiempo pude observar, no con cierta pena, desde el patio de mi colegio como una mañana desmotaban nuestra valla para instalar una nueva, esta si, por fin puesta por las instituciones competentes.
Raúl Soria
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